domingo, 11 de agosto de 2013

Santacruz - "Casa de Piedra"

Luego de 2 semanas de ausencia debido a estudios, he vuelto. Y vuelvo con una joya del Uruguay.

Como ya saben, lo que he traido y seguiré trayendo del Uruguay son bandas de la escena under, que como dije en otras reseñas, son las mejores del país sin contar a Buenos Muchachos y tal vez The Supersónicos, aunque no haya llegado a un estatuto muy alto en realidad. Y esta banda que traigo hoy es de esa escena y sin duda es de las mejores. Siempre digo esto, pero el problema es que de verdad son todas muy buenas y variadas!

La banda que traigo hoy se llama Santacruz, formada por Pedro Luque (Guitarra y voz), Mauro Recchi (Batería y Voz), Nicolás Puppo (Bajo) y Gonzalo Fernández (Guitarra).

Con Santacruz sucede algo parecido a lo que sucede con Matias Cantante y Los Extreterrestres. Si lo vemos desde un punto de vista estrictamente musical, teniendo en cuenta la música a nivel mundial, no están haciendo algo nuevo o innovador, pero si es un aporte más. Tienen su propio enfoque y son sus detalles lo que los hacen ser Santacruz y no otra banda.

Pero si lo vemos a nivel local, o sea, Uruguay, son sumamente originales. En Uruguay, hay pocas bandas con una fuerte base de blues-rock y aún menos con la potencia y pesadez como esta (las otras 2 que agregaría serían Revolver y Oro Blues Pesado, siendo la segunda un poco más rockandrollera. De ambas estaré hablando en breve!). En Uruguay hay pocas bandas pesadas, y con pesadas no me refiero a que toquen Heavy Metal. Hay una gran diferencia en mi opinión.

El Heavy Metal es música pesada, pero no necesariamente tiene que transmitir un sentimiento pesado. Por ejemplo, tomemos 2 bandas: Iron Maiden y Kyuss. Iron Maiden es Heavy Metal per-se y por ende tiene mucha pesadez, pero Kyuss es más pesado sentimentalmente; más denso, más apocalíptico. Eso es lo que sucede con Santacruz.

Definir a Santacruz no es difícil, pero sí muy interesante.

Como dije, hay una base de blues-rock pesado. Eso nos llevaría a los power trios de Cream o Jimi Hendrix Experience. Pero Santacruz tiene un sonido denso y apocalíptico, un grito de muerte, todo con un aire de los ’70 y una pesadez cruda y sucia. Es una banda muy oscura. Con todo esto, se los puede definir como de rock psicodélico pesado, llegando al Stoner Rock sin lugar a dudas.

Pero esta banda también tiene sus detalles: pasajes instrumentales, arreglos de guitarra de poco virtuosismo técnico pero melódicamente enorme, voces desérticas y desgastadas desenterradas de su propia tumba, baterías en constante cambio y bajos con una sonoridad que nos lleva al ambiente desolador de la banda. Gracias a estos detalles podemos encontrarles un toque de rock progresivo de la rama más pesada.

Varias bandas se nos vienen a la mente al escuchar esta banda.

En la base, las 2 bandas a las que más recuerdan, por el lado de los ’70, son Black Sabbath y Hawkwind, ambas precursoras del Stoner Rock, cargadas de ritmos y sonoridades densas como nunca antes. También podemos encontrar algo de The Stooges en su faceta más cruda de temas como “I Wanna Be Your Dog” y “We Will Fall”. También Deep Purple cuando giran el volante hacia un lado rápido y progresivo como en el pasaje instrumental de “Child in Time”. Led Zeppelin puede llegarse a escuchar. Tal vez no tanto como las demás, aunque al escuchar Santacruz, hay aires de la épica canción del disco “Presence”, “Achilles Last Stand”, la cual está plagada de arreglos de guitarra y pasajes instrumentales en un contexto que grita por ayuda.

Pero al ser una banda con grandes bases stoner, hay también recuerdos de bandas que definen este estilo, como Kyuss, Om, Orange Goblin, Sleep y la primer época de Queens of the Stone Age. Aun así, y me alegra mucho porque hace que Santacruz tenga su propio sonido, esta banda genera un ambiente más quebrador y cercano a la muerte que estas otras. Kyuss y las demás son más densas, sin duda (me pregunto si es posible llegar a algo más denso que estas bandas). Pero Santacruz, en mi opinión, llega a algo más, como si la música no estuviera aquí. Al escuchar Kyuss, por ejemplo, uno siente toda esa pesadez pero aún se encuentra en el sitio donde está. Con Santacruz, uno es transportado al fin del mundo, a un grito de ayuda, un lugar oscuro y desértico donde las esperanzas son muy lejanas.

Definido todo esto, ahora paso a ser un poco más detallista con el trabajo instrumental.

La batería, al igual que todo en la banda, no contiene una gran destreza técnica virtuosa pero está cargada detalles. Lo interesante es que nunca se encuentra estática. Nunca elige un ritmo y lo estira hasta el final. En cada sección hay una variación, un detalle diferente. Destaco el uso de los platillos: nunca en exceso, utilizados en los momentos justos. Hay bateristas que al no saber qué hacer para lograr energía y tensión, utilizan los platillos en cada momento. Aquí, en mi opinión, están utilizados en forma correcta, sin desgastarlos y dándoles más personalidad y sentido. Sin duda es la batería lo que hace que la banda sea un verdadero viaje.

Luego está la voz, elemento fundamental. Claro, me dirán “Y sí. Si la música es cantada, la voz es fundamental”. Bueno, claro. Pero yo me refiero en el sonido de la banda. Si fuera una voz común y corriente, sería otra cosa. Pero en este caso es una voz especial. El timbre es rasposo y un tanto deteriorado, como si estuviera sufriendo. A su vez, en ciertos momentos desentona pero también tiene momentos de aullidos agudos con una entonación perfecta. Todo esto hace que la voz tenga una personalidad propia. La voz es sin duda lo que hace que la banda generé ese sentimiento de sufrimiento. Y es simple. Aunque toda la parte instrumental pueda estar muy bien lograda, la voz es el instrumento con el que todos nos sentimos más identificados. Decodificamos muchos más mensajes con una voz. Si escuchamos una guitarra tocando una nota aguda con mucha distorsión, podemos sentir una especia de grito pero sería algo muy subjetivo y abstracto. Un grito, el dolor en la voz, no es algo subjetivo ni abstracto. Es dolor en su mayor pureza.

Los bajos son lo que uno espera que sean: densos y pesados, super rítmicos utilizando en grandes momentos una sola nota pedal. Lo bueno es que no se limitan a 2 o 3 notas y repiten su base una y otra vez. Logran mantener el mismo ambiente durante el tiempo que este dure pero se encuentran en constante movimiento. Yo, de haber sido el productor del disco, les habría puesto aún más volumen. Pero esto es personal. Me gustan los bajos con una presencia tan grande que queden a la par con las guitarras, como en Motörhead o Hawkwind.

Finalmente están las guitarras. En casi todo el disco tienen el mismo timbre. En algunos momentos hay algún efecto diferente, pero nunca es algo muy alejado. Distorsión y algo de reverb es lo que marca el sonido de ellas. En ningún momento hacen solos a alta velocidad. No hay gran complejidad técnica. Pero como les dije, si la hay melódicamente. Los arreglos son muy bellos, haciendo juego del contrapunto entre ambas, creando melodías fáciles de reconocer pero con algún detalle que les de personalidad propia. Son guitarras simples pero con mucha vida. Son guitarras que se pueden cantar. Esto no es algo positivo ni negativo. Es una característica que le da otro enfoque a la banda.  El gran uso de escalas menores armónicas en forma de escalinata recuerda mucho a las de Ritchie Blackmore y otras bandas del proto-metal con toques de progresivo como Captain Beyond.

Ahora empecemos con el disco.

“Casa de Piedra” fue lanzado en el 2012, transformándose en el 2do álbum de estudio de la banda, siendo el 1ero “Sabú”.

Es un disco muy homogéneo, tanto por la calidad como por el estilo. No hay ningún tema que quede opacado por otro. Esto es porque, estilísticamente, tiene un sonido propio, una historia. Obviamente, a uno le puede gustar un tema más que otro, pero es de esos discos que funciona como álbum per-se y no una colección de canciones ordenadas. Al igual que como dije en aquella primer reseña de este blog acerca de “Lonerism” de Tame Impala, es un disco conceptual en cuanto a estilo. No es solo porque sea rock pesado y psicodélico en su totalidad, sino porque el ambiente generado en cada tema es el mismo (con variantes obviamente). Se crea un paisaje sonoro, lo que hace que tenga sentido escuchar el disco de punta a punta y en orden y no en forma salteada y desordenada.

El álbum empieza con “Solsticio”. Ya desde un principio entramos en el paisaje desolado y apocalíptico que les contaba. Es un tema que va creciendo de a poco, empezando calmo hasta que logra su auge en un estallido de energía. Ya aquí podemos notar la delicadeza de las guitarras.

“Avalancha” empieza como un enganche del tema anterior en cierta forma, ya que el ambiente que se genera es muy parecido. Pero pasado el minuto, una batería con un ritmo que recuerda al de una chacarera da inició a una sección que hace sentir que estamos en transición, explotando finalmente en una sección super pesada y veloz que recuerda un poco a Wolfmother.

“La Misión” es sin duda la más elaborada, contando con varias secciones contrastantes pero manteniendo un ambiente bastante homogéneo. Empieza con una densidad enorme al borde de la destrucción en un ritmo lento. Es interesante en esta primera sección como la guitarra toca al unísono con la voz. Ya por el minuto y medio entramos en un pasaje pesado y progresivo a-la-Deep Purple, con guitarras haciendo melodías en un estilo cercano al barroco.  Luego de nuevamente volver a la sección inicial, el tema cierra con 2 minutos y medio de jam con bastante swing y un tanto gitano conteniendo variaciones de la 2da sección. Sin duda es un tema que demuestra las capacidades de variación de la banda sin verse en la necesidad de alejarse de su estilo.

El 4to tema, “Odisea”, es un tema más que nada instrumental que logra, en mi opinión y basándome en mis asociaciones musicales,  una combinación perfecta de Black Sabbath y Hawkwind. La primera sección es lenta evocando un pasadizo sin esperanzas, donde las influencias de Black Sabbath sobresalen por sobre todo. Cercano a los 2 minutos, entramos en una sección rápida y enérgica con riffs punzantes y un estilo de improvisación psicodélica y espacial donde el sonido de Hawkwind se hace más evidente. Solo en esta sección encontramos vocales, aunque son escasas.

Finalmente nos encontramos con el tema que le da nombre al disco. “Casa de Piedra” empieza con toda la energía en un riff y un ritmo que nos lleva para un lado de Motörhead de los ’90. Aunque esto se hace menos evidente al ingresar la voz, el tema sigue con un aire de speed metal. Es sin duda el más enérgico de todos, aunque concluye con un blues-rock más tradicional donde se une una armónica.

“Buque Negro” llega al punto máximo de apocalipsis del disco. Con un ritmo en su mayor tiempo lento, nos encontramos con el lado más stoner de la banda, acercándose al sonido grueso, denso y desértico de un primer Queens of the Stone Age. Ayuda mucho a lograr este ambiente la duración del tema, cercano a los 7 minutos y medio, tiempo necesario para compenetrarse de verdad en esto. A destacar el enjambre de solos de guitarra en la sección media acompañada de una batería lenta pero pesada y un bajo con notas muy graves.

“Convento” es el más largo del disco, rozando los 9 minutos. Aunque no se aleja mucho del estilo general del álbum, es sin duda el tema más apartado. Ya en el principio nos encontramos con un ambiente con mucho swing y ritmo bastante latino (aunque de ninguna manera desbordante), con unos murmullos de funk por parte de la guitarra y la progresión armónica. Pero obviamente, con una duración tan larga, se da a lugar a varias secciones, perdiéndose de a poco lo anterior y entrando a un lugar más pesado. Es muy interesante como está lograda la transición, ya que es bastante paulatina. Por la mitad del tema, nos vamos a un rock psicodélico y pesado como los temas anteriores, aunque, debido a su duración, se convierte en un verdadero viaje.

“Uh 1h” cierra el disco como debe: un tema en su mayoría instrumental con toda la energía, potencia y evocación destructiva que se generó en todo el álbum. Es un tema con una base pesada y desértica acercándose nuevamente al stoner con los aires progresivos que nos presentaron anteriormente. Empieza con un ritmo de marcha fúnebre, pero de a poco la energía va creciendo hasta llegar a una explosión por la mitad. Luego nos encontramos con la sección cantada, que nos lleva a un lado de hard rock sexual de los ’70 al estilo de Aerosmith. Es interesante como finaliza el tema: una serie de riffs rápidos y virtuosos por parte de todos los instrumentos intercalados por silencios totales resolviendo en un final abrupto e impredecible. Es sin duda el mejor tema del disco. Y lo mejor es que, debido a esto, nos deja con una gran idea del disco. El punto máximo se encuentra al despedirnos.

“Casa de Piedra” nos trae el lado pesado y apocalíptico (me disculpo por la constante repetición de este último adjetivo, pero es la principal razón de mi reciente amor por este álbum) que le hacía falta a este país.

Como ya dije, hay bandas de heavy metal y otras bandas pesadas en Uruguay, pero creo que ninguna llega a evocar el sentimiento de esta. Creo que la pesadez de esas otras bandas va más por el lado de la destreza física y la liberación de euforia, o sea, por un lado más impulsivo, de vivir el momento. La pesadez de esta banda va por un lado más existencial (obviamente, esto es algo subjetivo basado puramente en mi intuición y percepción de esta música), un lado más emocional y espiritual; un estilo de introspección y visión del mundo que nos rodea.

Los 8 temas rondan en el mismo estilo y no hay una gran variación estilística ni discursiva entre ellos. No es un disco de Led Zeppelin donde nos encontramos con un abanico de estilos o un disco de Pink Floyd plagado de diferentes ambientes sonoros. La razón es que es un disco con un concepto sonoro. Uno puede escuchar los temas por separado, pero creo que el verdadero sentido aquí es escucharlo entero, de principio a fin. Creo que la belleza del disco se obtiene cuando uno se sumerge en estos 48 minutos de música y logra compenetrarse y transportarse a este sitio de “fin del mundo”. Atención. No es que no se pueda escuchar de manera más superficial o incluso discontinua, pero es de esos discos que al tener un sonido tan homogéneo y conceptual, la escucha será más nutritiva si es como se las recomiendo.

“Casa de Piedra” y todo el trabajo de Santacruz es, en mi opinión, de lo mejor que está sucediendo en este país y espero que les llegue tanto como a mí.





Aquí les dejo el link para el facebook de la banda. Recuerden la política de este blog: leer la reseña es un "Me gusta" en el facebook del artista. Por favor, sean lectores correctos: https://www.facebook.com/xxSANTACRUZxx?fref=ts

También el soundcloud de la banda: https://soundcloud.com/santacruzrock

A su vez, les dejo el videoclip de "Avalancha": http://www.youtube.com/watch?v=KxFViDJSjJI

Finalmente el link para descargar el disco entero: http://www.modulorecords.com/index.php?disco=36







HASTA LA PRÓXIMA SEMANA!!!!




2 comentarios:

Carlos Tizón dijo...

No se como sera el mainstream uruguayo pero es cierto que hay muy buen rock and roll. Manana descargare el disco (aqui ahora son las 1.35 am) a ver que tal.

Saludos

ROCKLAND dijo...

Ni idea de esta gente. Tendré en cuenta esa recomendación si como tú dices suena a stoner rock!!

Saludos.